En el sentido más amplio de la palabra, un tratamiento
térmico se refiere a la modificación de las propiedades
mecánicas y la estructura metalográfica de un metal, a
partir de aumentos y descensos controlados de temperatura.
En el caso de los aceros, dichos procesos son el pan
diario de la industria; todos los días cientos de fabricantes
realizan o subcontratan la aplicación de tratamientos
térmicos para que sus piezas adquieran las propiedades
requeridas.
En el caso del aluminio la historia es bien diferente, ya
que, si bien es el segundo material más usado en la industria
metalmecánica y la construcción, aún persiste un
gran desconocimiento de este metal y sus características.
que implica que hayan sido deformados
en frío y las ventajas y limitaciones
de usar tratamientos térmicos
en este metal. Por esto, muchas
veces los emplean en condiciones
inadecuadas, los subutilizan o, peor,
los estropean.
Específicamente, la razón del desconocimiento
de los tratamientos térmicos
para aluminios en Colombia,
puede deberse a que su aplicación
es muy reciente (no más de 15 años);
además, a la falta de información.
Aunque los tratamientos térmicos
para los aceros no son simples, para
los aluminios son más complejos, no
sólo porque la finalidad con la que
se aplican es distinta –un temple en
un material ferroso sirve para endurecer;
mientras que, en el aluminio
para estabilizar su estructura– sino
porque los métodos, temperaturas y
tiempos varían ostensiblemente.
Por
esta razón, es muy delicado contratar
con cualquier empresa este tipo
de procesos, pues el usuario puede
perder su inversión.
Básicamente, para fabricar (mecanizar)
una pieza de aluminio que se
comporte y resista las condiciones
requeridas, es indispensable conocer
e identificar exactamente con qué
clase de procesos fue elaborado el
material, entre éstos el tratamiento
térmico que tiene. A su vez, es necesario
saber el tipo aleación y los
procesos de deformación a los cuales
fue sometida la pieza, pues el conjunto
de estos elementos establecen
finalmente las propiedades finales
del producto.
En el aluminio y sus aleaciones el tratamiento
térmico está íntimamente
relacionado con la composición del
material y los procesos de deformación.
De hecho, para aumentar las
tensiones internas, elevar la resistencia
a la tensión y el esfuerzo de
fluencia, el material debe recibir
procesos combinados de temperatura
y deformación física, junto a un
reposo o maduración al medio ambiente
o en ambientes artificiales. La
diferencia entre cada tratamiento
estriba en la secuencia y la combinación
de dichos procesos.
LOS ALUMINIOS SEGÚN SU ESTADO
La industria del aluminio utiliza un
código de letras y números, establecido
por la norma ANSI H35.1-1988,
para indicar qué procesos físicos y
térmicos han intervenido en la elaboración
del material final. No sólo
es importante percatarse del tipo de
tratamiento térmico, también es vital
establecer la deformación, pues
la combinación de ambos es lo que
se conoce como tratamiento final.
El código inicia con cuatro dígitos
que indican el tipo de aleación, posteriormente,
viene una letra que
identifica en qué estado se encuentra
el material.
La letra mayúscula F es para un aluminio
en bruto, tal como sale del proceso
de fabricación; un cero indica el recocido y la H significa que la pieza
ha sufrido un proceso de deformación
en frío, el cual se ha realizado
desde fabricación. Después de la letra
o el número cero se encuentran algunos
dígitos que especifican el tipo y
grado de deformación que pueden
ser rolado, laminación, estirado y trefilado.
Ejemplo aluminio 5086-H34.
(Ver tabla: Clasificación de aluminios
según su deformación previa).
Esta información es relevante en
la medida que el industrial debe
adaptar sus procesos de manufactura
con base en el conocimiento del
aluminio, proceso de fabricación y
tratamientos.
Vale anotar que el acero también
tiene el mismo fenómeno de deformación
en frío, pero a diferencia
del aluminio, no está clasificado o
designado, es decir es inherente al
proceso de fabricación. Además en
el aluminio dichos procesos cambian
la dureza y su resistencia mecánica.
TRATAMIENTOS TERMICOS
A diferencia de los aceros, los tratamientos
térmicos en el aluminio,
pueden incluir procesos de deformación,
entre estos tratamientos
está: el recocido, disolución, temple
y envejecimiento o revenido. No obstante,
no todos estos procesos pueden
utilizarse en todos los tipos de
aluminio, debido a que no responden
a los tratamientos térmicos de
endurecimiento.
Por ejemplo, el recocido, aplica a todas
las aleaciones de aluminio, mientras
que la disolución y el temple
sólo se pueden aplicar a algunas de
estas aleaciones.
En este sentido, antes de explicar en
qué consiste cada proceso, es importante
aclarar que de las aleaciones
de aluminio laminado, sólo las series
2xxx, 6xxx 7xxx y algunas 8xxx pueden
ser tratadas térmicamente.
En cuanto a las fundiciones, pueden
ser tratadas las de la serie 2xx.x, 3xx.
xm 7xx.x y algunas 8xx.x.
La nomenclatura para cada tipo de
tratamiento aplicado, se codifica
también bajo ANSI H35.1-1988 mediante
una T seguida de un número
que indica las secuencias específicas
del proceso.
Recocido (-0): es un proceso que,
utilizando una temperatura y unos
tiempos de enfriamiento controlados,
permite reducir la dureza
del aluminio y lo prepara para el
proceso de disolución y posterior
envejecimiento. Existen dos tipos
de recocido: parcial y total, en el
primero, el proceso se realiza a menor
temperatura y el enfriamiento
es más rápido, mientras que el recocido total requiere de un enfriamiento
controlado en el horno.
En ambos casos hay reducción de
la dureza y de las propiedades mecánicas,
pero en el proceso parcial,
se eliminan tensiones y su efecto
es menor en el material, que en el
caso del recocido total. A un material
recocido se le nombra o codifica
con un (-0) al final del tipo
de aleación, ejemplo: 7075 -0. (Ver
gráfico a y b).
Disolución y temple (-w): Los procesos
de disolución de una aleación
de aluminio están estrechamente
relacionados con el calentamiento
y enfriamiento del material.
En el caso del aluminio 2024-0, por
ejemplo, en condición de recocido
(-0), el primer paso es la disolución,
que por lo regular se lleva a cabo en un horno de sales o de atmósfera
a una temperatura de 495 ºC
durante el tiempo necesario para
que se diluyan los precipitados.
Es importante mencionar que a
diferencia del acero, cuyos precipitados
son pequeños carburos contenidos
en la misma estructura interna
del material, los precipitados
en un aluminio son partículas formadas
a partir de los aleantes que
éste contiene, los cuales se disuelven
en el proceso de disolución. Es
por esta razón que la disolución no
se podría aplicar a los aceros, por lo
menos no a todos, pues la estructura
interna de ambos materiales es
totalmente diferente.
Una vez finalizado este procedimiento,
se efectúa un “temple”,
en el cual se enfría bruscamente
la aleación en agua o en un quenchant
(polímero a base de agua)
a temperatura ambiente. La diferencia
entre un medio u otro consiste
en que el agua permite un
enfriado más drástico pero puede
llegar a deformar el material. El
quenchant, por su parte, elimina la
energía del material no tan drásticamente,
pero si evita que el material
se deforme.
El uso de un medio de otro depende
pues del tipo de aleación y geometría
de la pieza. Vale anotar que
el proceso de disolución y temple
se designa mediante una -W.
• Envejecimiento(-Tx): También conocido
como revenido o maduración,
es un proceso que puede
ocurrir a temperatura ambiente
(envejecimiento natural) o a temperaturas
en el orden de los 120 ºC(envejecimiento artificial), en donde, de manera controlada,
se produce la formación de precipitados, bien distribuidos y
con morfología controlada. Este proceso es el encargado de
dar la resistencia final y la dureza requerida.
Para aumentar la dureza y la resistencia a la tensión, de la aleación
2024, por ejemplo, es necesario exponerla –luego de la
disolución y posterior temple– a un proceso de envejecimiento
natural, hasta el valor máximo posible, es decir a temperatura
ambiente en un período de 96 horas; pasado este tiempo, la
aleación pasa de condición 2024-W a 2024-T4.
A diferencia de la aleación 20-24, aleaciones como la 7075 requieren
de un envejecimiento artificial por lo que debe ingresar
en un horno de atmósfera o de sales a una temperatura de
120 ºC por 24 horas para alcanzar la dureza y resistencia a la
tensión máxima. Este último tratamiento cambia la condición
del aluminio a 7075-T6. (Ver gráfico c y d).
Hola Juan,
ResponderBorrarme gustaria ponerme con contacto con usted en caso de estar interesado en traspasar el blog, pues estoy interesado en publicar articulos sobre el aluminio y mi web www.metalvin.com
saludos,
Antonio
tengo mas de 40anos de experiencia en procesos de materiales de aluminio y otras aleaciones ferrosas y no ferrosas y me gustaría poder asesorarlos en sus inquietudes siempre he analizado y no hay todavia en colombia una empresa que afeite alambres parte de mi experiencia cualquier inquietud favor contestar a mi correo feliz día
ResponderBorrarCual es su correo para poder contactarlo
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