Según un estudio realizado en 2014 por la North American Die Casting Association (NADCA), en los próximos diez años la producción mundial de componentes obtenidos mediante fundición inyectada aumentará notablemente. Este incremento se producirá principalmente en partes, en piezas y en productos elaborados con aleaciones de aluminio.
De hecho, de acuerdo con el análisis de NADCA, hoy por hoy, en los Estados Unidos el 90% de las piezas fundidas que se utilizan en los sectores automotriz, aeroespacial y de electrodomésticos son elaboradas por el método de inyección a presión, especialmente de cámara fría.
Aunque, en la industria colombiana hay empresas que también siguen esta tendencia, entre los pequeños y medianos talleres está pendiente realizar la transferencia tecnológica necesaria para mejorar la productividad de la fundición inyectada en el país.
Al respecto Óscar Julio Chavarro, experto en el mercado de máquinas de inyección de metales de la compañía Imocom, explica que la resistencia de los empresarios nacionales frente a los nuevos desarrollos de esta tecnología obedece, quizás, a que la fundición inyectada a alta presión es un proceso de fabricación tecnológicamente muy exigente y costoso.
Aunque las inyectoras se caracterizan
por ser máquinas sencillas y confiables,
con una larga vida útil y de
mínimo mantenimiento, el empresario
algunas veces prefiere procesos
menos costosos, sacrificando calidad
y productividad.
En este sentido, algunas
compañías nacionales se acostumbraron
a la zona de confort que
algunos procesos les ofrece, y consideran
que no hay razones para hacer
cambios.
No obstante, hay múltiples y buenas
razones por las cuales conviene
considerar las nuevas tecnologías
de inyección; especialmente si la
industria nacional quiere competir
internacionalmente.
Para las grandes fundidoras del
mundo la transición tecnológica no
fue sencilla y, en la mayoría de los
casos, la decisión de intervenir y mejorar
el proceso fue el resultado de
una necesidad; por lo general: continuar
siendo competitivas, a partir de
la disminución de los costos inherentes
a la inyección y el aumento de la
producción.
Si bien la inversión inicial puede ser
alta. Las nuevas máquinas permiten
ampliar el portafolio de productos,
elaborar grandes lotes de piezas, con
geometrías complejas y espesores finos,
a bajo costo y en tiempos reducidos,
cada vez con menos errores de
fabricación y rechazos. En particular
las instalaciones de cámara fría, las
cuales son empleadas para la elaboración
de componentes de aluminio,
ofrecen disminución rentabilidad,
mejora en la calidad de los productos
e incremento de las aplicaciones.
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